En el mundo hay 72 países que criminalizan las
relaciones sexuales entre personas del mismo sexo y donde ser gay o
lesbiana puede costar la vida en 8 de ellos.
Según el último informe "Homofobia de Estado", de la Asociación
Internacional de Lesbianas, Gais, Bisexuales, Transexuales e
Intersexuales (ILGA, por sus siglas en inglés), la protección y el
reconocimiento a los homosexuales se da en los países del norte de
América y algunos del Sur, Australia y la mayor parte de Europa.
En cambio, la criminalización a estos colectivos se extiende por
buena parte de Europa Oriental, Asia, África -a excepción de Suráfrica,
Seychelles y Cabo Verde-, y parte de Centroamérica y América del Sur.
En total, los actos sexuales entre personas adultas del mismo sexo en
privado son legales -bien porque han sido despenalizados o porque nunca
fueron criminalizados- en 124 estados (122 miembros de las Naciones
Unidas, más Taiwán y Kosovo), en tanto que se consideran delito en 72.
En muchos lugares, además, los homosexuales, aunque no son
perseguidos por la ley, si son objeto de rechazo social, discriminación e
incluso acoso.
Entre los países que reconocen los derechos de los homosexuales solo
nueve contemplan específicamente la no discriminación por razones de
orientación sexual en sus constituciones.
En realidad, la mayor parte de los países del mundo no tienen una
normativa que proteja los derechos de los homosexuales, aunque en los
últimos años se han registrado avances significativos.
Existen,
por ejemplo, 72 países que han aprobado leyes para garantizar la no
discriminación en entornos de trabajo y 43 que cuentan con leyes contra
los delitos de odio.
Las parejas del mismo sexo pueden contraer hoy matrimonio en 22
estados y hay otros 28 que admiten las uniones civiles, sin denominarlas
matrimonio, pero con derechos similares.
Además, 26 países tienen leyes de adopción conjunta -Austria,
Finlandia y algunos territorios de Australia han incorporado estos
derechos a su legislación en el último año-; y otros 27 permiten adoptar
cuando el hijo lo es de uno de los miembros de la pareja.
En el otro extremo se sitúa un importante número de países en los que
los homosexuales se ven obligados a ocultar su orientación sexual, ven
diezmados sus derechos, son encarcelados o incluso, pueden ser
condenados a muerte.
Todavía hay 72 estados -un tercio de los que integran la ONU- que
criminalizan la actividad sexual entre personas del mismo sexo (en 45 de
ellos la ley se aplica tanto a mujeres como a hombres).
La pena de muerte para las relaciones homosexuales está vigente en
ocho estados: Irán, Arabia Saudí, Yemen y Sudán la aplican en todo el
territorio; Somalia y Nigeria, en algunas provincias.
Además, la organización terrorista Estado Islámico castiga con la
muerte a esas minorías sexuales en los territorios que controla en el
norte de Siria y el noroeste de Irak.
En otros cinco países -Pakistán, Afganistán, Emiratos Árabes Unidos,
Catar y Mauritania- la pena de muerte está técnicamente permitida por
una interpretación de la ley islámica (Sharia), aunque no se aplica.
En otros lugares como Uganda, Zambia, Tanzania, India, Barbados o
Guyana las relaciones homosexuales se castigan con penas que van desde
los 14 años de prisión hasta la cadena perpetua.
Y en países del norte de África como Libia, Argelia o Marruecos, las
leyes contemplan penas de entre tres y siete años de prisión.
El informe de la ILGA menciona también las informaciones, publicadas
en abril de este año, sobre la persecución y asesinato de homosexuales
en la república rusa de Chechenia, de mayoría musulmana.
En el último ránking europeo sobre la situación de los derechos del
colectivo de lesbianas, gais, transexuales, bisexuales e intersexuales
(LGTBI), se sitúan entre los primeros países: Malta, Noruega, Reino
Unido, Bélgica, Francia, Dinamarca, Finlandia, Portugal y España.
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