Por supuesto, no existe una regla básica para
mejorar la comunicación en una familia. Cada familia es un mundo distinto y tiene un lenguaje único.
Sin embargo, deberían existir, como forma para mejorar la comunicación, la
voluntad, el interés, y la disponibilidad, por parte de los padres, para que
este espacio sea creado y vivido intensamente, en la medida de lo posible. Si
lo que quieren es una familia unida, la mejor vía, el camino más acertado, es
la comunicación.
Consejos para fomentar la comunicación entre
padres e hijos
1. Observa el tipo de comunicación que llevas a cabo con tu hijo.
Dedica unos días de observación, libre de juicios y culpabilidades. Funciona
muy bien conectar una grabadora en momentos habituales de conflicto o de
sobrecarga familiar. Es un ejercicio sano pero, a veces, de conclusiones
difíciles de aceptar cuando la dura realidad de actuación supera todas las
previsiones ideales.
2. Escucha activa y reflexivamente cada una de las intervenciones de tus
hijos. Valora hasta qué punto merecen prioridad frente a la
tarea que estás realizando; en cualquier caso, nuestra respuesta ha de ser lo
suficientemente correcta para no menospreciar su necesidad de comunicación.
3. Presta atención a las solicitudes de tus hijos. Si no
podemos prestar la atención necesaria en ese momento, razonar con él un
aplazamiento del acto comunicativo para más tarde. Podemos decir simplemente: dame
10 minutos y enseguida estoy contigo. Recordemos después agradecer
su paciencia y su capacidad de espera.
4. Responde de maneras distintas. Evita el empleo del mismo
tipo de respuestas de forma sistemática para que nuestro hijo no piense que
siempre somos autoritarios, que le hacemos sentir culpable, que le quitamos
importancia a las cosas o le damos sermones.
5. Deja las culpabilidades a un lado. Si hasta hoy los
padres no hemos sido un modelo como comunicadores, pensemos que podemos mejorar
y adaptarnos a una nueva forma de comunicación que revertirá en un bien para
nuestra familia, suavizando o incluso extinguiendo muchos de los
conflictos habituales con los hijos.
6. Cambia o mejora hacia una comunicación más abierta. Es
aconsejable establecer un tiempo de prueba, como una semana o un fin de semana,
para valorar si funciona o no y si debemos modificar algo más. Los padres
tenemos los hábitos de conducta muy
arraigados y cambiarlos requiere esfuerzo, dedicación y, sobre todo, paciencia (¡con
nosotros mismos!).
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