Santo Domingo. La detención de la cantante Martha Heredia en el aeropuerto Internacional del Cibao cuando se le detectó que llevaba casi dos kilos de heroína los cuales, según las autoridades transportaría a la ciudad de Nueva York, se convirtió, desde la noche del pasado miércoles 20 en el nuevo circo.
El circo comenzó en las redes sociales, luego en la televisión, redacción de periódicos, en la radio y en la población. Al margen de lo que implica esta situación desde el punto de vista legal para Heredia, la banalidad y el morbo se apoderó del escenario. Sacó de los primeros planos el tema de Bahía de las Águilas, el lío de la Barrick Gold, los reclamos de aumento salarial de los profesores de las escuelas públicas y de la UASD, así como la llegada de Leonel Fernández al Parlacen o la decisión del Ministro de Obras Públicas, Gonzalo Castillo de aumentarse su salario y el de sus colaboradores de manera desproporcionada confirmando lo que siempre se ha hecho en la administración pública.
Más allá del circo, el caso de Martha Heredia viene a recordarnos el deterioro de una sociedad que cada día, salvo las excepciones, lucha por lo suyo sin importar lo que suceda con en su entorno. Nos revela la fragilidad de los jóvenes, muchos de los cuales procuran la riqueza sin el más mínimo esfuerzo. Se dejan seducir por un modelo que es validado a cada instante y evidencia la ausencia de valores en el seno familiar.
El caso de Heredia fue un golpe para la población ya que en 2009 el país se involucró en el reality Latin American Idol que se desarrolló en Argentina para que finalmente se alzara con el primer premio. Recibió todos los reconocimientos cuando retornó a la patria, sin embargo nunca de “pié con bola” con su carrera. La fama le llegó, pero no tuvo la asesoría profesional que se estima para quienes de la noche a la mañana se convierten en celebridades.
El ímpetu de la juventud, la anarquía de la edad le impidieron escuchar consejos para que se enrumbara por un sendero, que sin duda la conducirían por caminos diferentes a los que transitó.
Es penoso ver como una joven con tan solo 22 años echó a perder una etapa trascendental de su existencia. Alguna vez todos nos hemos equivocado, unos convierten sus errores en oportunidades para crecer, otros recaen. Espero que Martha Heredia sepa aprender y que este nuevo escenario le permita adquirir la fortaleza necesaria para darle un nuevo color a su vida. Solo nos resta esperar el desarrollo de los acontecimientos en la Justicia.
Por: Severo Rivera
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