La Colectiva Mujer y Salud, en apoyo a la señora Rosa Hernández, madre de la menor conocida por la opinión pública como Esperancita, dio a conocer la querella interpuesta por esta, en contra de los médicos, del Hospital Docente Semma, centro en que habría muerto su hija.
Mediante un comunicado de prensa, la institución habló sobre el proceso judicial, que se está llevando a cabo con las abogadas Wilmara Vásquez, Glenys de Jesús y el abogado Anselmo Muñiz, en contra de los especialistas que en 2012 atendieron a la menor.
Según el comunicado, Hernández junto a sus delegados, interpuso un recurso de amparo solicitando el expediente médico de la menor. Recurso por el cual sus apoderados presentaron una querella penal y civil contra los médicos del Hospital.
La querella hace parte de un conjunto de acciones que ha emprendido Rosa Hernández exigiendo que se determine cuáles fueron las actuaciones en el caso de su hija, que se haga justicia y que se garantice que casos como este no vuelvan a ocurrir.
“A mi hija ya nada me la devuelve, pero yo no puedo dejar pasar las cosas sin exigir que se diga con claridad qué se hizo mal en este caso para que no vuelva a ocurrir. Hasta que no se aclare esto y se haga justicia no habrá forma de evitar que otra madre tenga que vivir lo que yo viví tratando de que salvaran a mi hija”, señaló la madre.
Además, Recalcó que la sociedad dominicana no puede quedarse con los brazos cruzados a esperar que otras jóvenes mueran.
Entre tanto, el equipo legal que acompaña a la madre confía en que se admita la querella para que finalmente se esclarezcan las malas actuaciones y se tomen las medidas necesarias para impartir justicia y asegurar que el derecho a la vida de mujeres y jóvenes no vuelva a ser vulnerado de esta manera.
Historial del caso
Según relata una documentación presentada por la Colectiva mujer y Salud, “El pasado 2 de julio de 2012 la señora Rosa Hernández, madre de la joven de 16 años, acudió a los servicios de Medicina Interna del Hospital en procura de atención médica para su hija que presentaba fiebre muy alta y hematomas en el cuerpo. El mismo día del ingreso al Hospital, la menor fue diagnosticada de “probable leucemia aguda”.
Al día siguiente, los profesionales del centro hospitalario confirmaron este diagnóstico y la presencia de un embarazo de siete semanas de evolución. Sin embargo, el personal médico se limitó a mantener en observación a “Esperancita” negándole tratamiento médico e ignorando la urgencia de la enfermedad.
Durante los siguientes días de permanencia de “Esperancita” en el Hospital la madre tuvo que soportar la indolencia del personal de salud que en ningún momento le brindó información clara y precisa sobre: las causas de la enfermedad; el tratamiento indicado; la finalidad de las transfusiones; los riesgos asociados del embarazo y las consecuencias de no iniciar el tratamiento de quimioterapia.
Mientras, los síntomas de la enfermedad de “Esperancita” se intensificaron y su estado de salud se agravó notoriamente por lo cual, la paciente y su madre solicitaron incansablemente que se iniciara el tratamiento oncológico y paliativo para el dolor. Dichas solicitudes fueron ignoradas alegando que no se podía afectar al embarazo.
El 26 de julio, es decir veinticuatro días después de la fecha de ingreso de la joven al Hospital y la confirmación del diagnóstico de leucemia aguda, el centro hospitalario decidió finalmente iniciar la quimioterapia pero sin interrumpir el embarazo. Una vez más, a la madre de “Esperancita” se le negó su derecho a la información sobre los riesgos concretos de este procedimiento sobre una paciente embarazada.
A partir de este momento, la salud de “Esperancita” se deterioró precipitadamente mientras su madre reclamaba que salvaran la vida de su única hija.
Finalmente en la madrugada del 17 de agosto de 2012, “Esperancita” muere en la sala de urgencias del Centro hospitalario, en medio de una hemorragia masiva.
Sumida en el dolor por la pérdida de su hija, el mismo día 17 de agosto la señora Rosa Hernández solicitó que se realizara una autopsia para conocer las causas de la muerte pero, los profesionales del Hospital se negaron mientras que enfáticamente le decían que su proceder no correspondía al de una buena madre dominicana”, concluye el documento.
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