Arabia Saudí y sus aliados rompieron este lunes
relaciones diplomáticas con Catar, al que acusan de apoyar al
"terrorismo", abriendo así una grave crisis diplomática en Oriente
Medio.
Catar, un pequeño emirato rico en hidrocarburos, rechazó la decisión
"injustificada" y "sin fundamento", y denunció que su objetivo es "poner
al Estado [de Catar] bajo tutela" y asfixiarlo económicamente.
Esta crisis se produce dos semanas después de una visita a Riad del
presidente estadounidense, Donald Trump, en la que exhortó a árabes y
musulmanes a movilizarse contra el extremismo.
Además de romper sus relaciones diplomáticas con Catar, Arabia Saudí,
Baréin y Emiratos -a los que se sumó Egipto- tomaron medidas como el
cierre de los espacios aéreos y de los accesos terrestres y marítimos.
También les prohibieron viajar a Catar a sus ciudadanos y vetaron la
entrada de cataríes a sus territorios.
Como consecuencia de ello, Egipto y seis aerolíneas del golfo Pérsico
suspendieron sus vuelos hacia Doha, y la compañía Qatar Airways se verá
obligada a alargar sus numerosas rutas hacia Europa y América debido al
cierre del espacio aéreo saudí.
Pocos ciudadanos de Catar viven y trabajan en países vecinos, pero el
cierre del único acceso terrestre al pequeño emirato, a través de
Arabia Saudí, afectará a las importaciones de bienes de consumo, entre
ellos los productos alimentarios.
La Bolsa de Doha cerró este lunes en baja de 7,58% y los habitantes
de la capital llenaron los supermercados para hacer acopio de alimentos,
según el sitio en línea Doha News.
- Llamamientos al diálogo -
La decisión provocó una reacción comedida de Washington -a la vez
aliado de Riad y de Doha- que invitó a los países del Golfo a permanecer
"unidos".
Estados Unidos tiene una gran base aérea en Al Udeid, donde están estacionados 10.000 de sus soldados.
Turquía, país afín a Catar, propuso su ayuda para solucionar la
crisis diplomática, mientras que el Irán chií, gran rival de la Arabia
Saudí suní, consideró que "un diálogo sincero" es la única forma de
solucionar el conflicto.
El ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, expresó durante una
conversación telefónica con su homólogo catarí su "fuerte preocupación
ante la emergencia de un nuevo foco de tensiones en el mundo árabe" y
llamó al diálogo para afrontar "unos desafíos sin precedentes, en
particular la amenaza del terrorismo", según el ministerio de
Exteriores.
El líder de la Liga Árabe, Ahmed Abul Gheit, "lamentó" por su parte
la crisis y se mostró dispuesto a "trabajar" para acercar a las
diferentes partes enfrentadas.
- Crisis mayor -
Esta es la crisis más grave desde la creación en 1981 del Consejo de
Cooperación del Golfo (CCG), formado por Arabia Saudí, Baréin, Emiratos
Árabes Unidos, Kuwait, Omán y Catar.
Este último ha ocupado siempre un lugar aparte en el CCG,
prosiguiendo su propia política regional y afirmando su influencia a
través del deporte, en especial con la organización del Mundial 2022 de
fútbol, y de los medios de comunicación, con el canal de televisión Al
Jazeera.
Las autoridades saudíes anunciaron, de hecho, el cierre de las
oficinas de Al Yazira en Riad y retiró su licencia a la cadena que, en
su opinión, "alienta a los grupos terroristas".
Arabia, Emiratos y Baréin justificaron la ruptura con Catar por su
"apoyo al terrorismo", a Al Qaida, al grupo Estado Islámico (EI) y a los
Hermanos Musulmanes, cofradía considerada "terrorista" por Egipto y los
países del Golfo.
Riad también acusó a Catar de "apoyar las actividades de grupos
terroristas respaldados por Irán en la provincia [saudí] de Qatif" donde
se concentra su minoría chiita, así como en Baréin.
Arabia Saudí y Teherán no mantienen relaciones diplomáticas desde enero de 2016.
- Fuera de la coalición militar -
Además, Catar quedó expulsado de la coalición militar árabe que lucha
en Yemen contra los rebeldes chiíes hutíes, enfrentados al gobierno de
Abd Rabo Mansur Hadi, que anunció este lunes la ruptura de sus
relaciones diplomáticas con Doha.
El ministerio de Exteriores catarí rechazó las acusaciones de los
demás países del Golfo, y alegó que "no interfiere en los asuntos
ajenos" y "lucha contra el terrorismo y el yihadismo".
También Egipto decidió "poner fin a sus relaciones diplomáticas con
el Estado de Catar", argumentando que Doha apoya al "terrorismo", según
informó su ministerio de Exteriores.
Catar fue uno de los principales apoyos del expresidente islamista
egipcio Mohamed Mursi, derrocado en 2013 por el exjefe de las fuerzas
armadas y actual presidente egipcio, Abdel Fatah al Sisi. Desde entonces
ambos países mantienen relaciones muy tensas.
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