Las fisuras en el hasta hace poco monolítico
partido de gobierno ecuatoriano se agravaron hasta transformarse en una
ruptura al máximo nivel, cuando el presidente Lenín Moreno retiró todas
sus funciones al vicepresidente Jorge Glas.
La decisión se dio a conocer mediante un decreto ejecutivo emitido el
jueves, luego de que se hicieran públicas presuntas pruebas de
corrupción con Odebrecht y de una desafiante carta enviada la víspera
por el segundo mandatario.
Por su parte, el asambleísta de Alianza País, Jorge Yunda, dijo ante
la situación que "uno se siente como hijo de padres divorciados, no sabe
si irse con la mamá, con el papá. Uno quiere a la mamá, quiere al papá y
en estas circunstancias anhela que se hagan de buenas".
En el decreto, el presidente argumentó que "la lealtad como el
compromiso asumido por el proyecto político... implican servir a la
patria en unidad de esfuerzos, lo cual no ha sido debidamente por el
vicepresidente de la República" al tiempo de señalar que "una relación
diáfana entre los gobernantes y sus mandantes... implica la
transferencia de una información veraz sobre los grandes temas de
interés nacional".
Más tarde, en rueda de prensa, Glas aseveró: "mi actual situación es
una clara retaliación política por actuar conforme a lo que me dicta mi
conciencia. No podía estar impávido al estar al lado de una persona que
continuamente ha atacado a nuestro proyecto revolucionario".
Glas también denunció que ya no le permiten usar el avión
presidencial, por lo que responsabiliza a Moreno de su seguridad, y
añadió que seguiría siendo vicepresidente de los ecuatorianos y
trabajaría para erradicar la pobreza.
Poco antes de que se conociera la decisión de Moreno, periodistas
preguntaron a Glas si renunciaría a su cargo o saldría del país y éste
dijo que no.
Tras el anuncio, el exmandatario Rafael Correa (2007-2017)
inmediatamente reaccionó en Twitter y escribió: "íUps! íEl "diálogo"
sólo ha sido para los que odian la Revolución!. Adelante, Jorge. Tómalo
como una condecoración".
La tensión en el gobierno empezó a intensificarse cuando la
contraloría vinculó a Glas y otros exfuncionarios con un nuevo caso de
corrupción en el ámbito petrolífero.
Para el analista y catedrático de la Facultad Latinoamericana de
Ciencias Sociales Jorge León el quiebre se debe a la naturaleza
personalista del partido fundado por Correa.
"No funcionó como un partido sino como una entidad de apoyo a Rafael
Corea", dijo León a The Associated Press. Con el fin de su mandato
perdió "la presencia del caudillo y el elemento que articula las
partes... entonces el partido tiende a separarse", agregó.
La tensión inicial se produjo en campaña para las elecciones
presidenciales de abril luego de que la oposición acusó a Glas de
liderar una red que recibió sobornos millonarios de la constructora
brasileña Odebrecht, aunque sin presentar pruebas ni una denuncia
formal.
Todo se agudizó esta semana cuando el periódico brasileño O Globo
hizo público un audio de una presunta conversación entre el entonces
contralor general Carlos Pólit y el exejecutivo de la empresa José
Conceição dos Santos Filho.
En él se escucha al brasileño, uno de los arrepentidos que colabora
con la justicia de su país, afirmar que "Jorge Glas está ahí haciendo
caja, pidiendo plata, mucho dinero... me había pedido plata para todos
los contratos".
Odebrecht reconoció haber repartido sobornos por 33,5 millones de
dólares entre funcionarios ecuatorianos a cambio de obtener la
adjudicación de obras públicas. La fiscalía revisa unos 30 contratos
suscritos por esa firma con el Estado ecuatoriano entre 1980 y 2015 para
verificar las condiciones en que fueron otorgados. El gobierno de
Correa impulsó proyectos por alrededor de 1.600 millones de dólares con
la empresa.
El fiscal general Carlos Baca dijo que el audio no es una prueba sino
una pista de investigación, pero el presidente Moreno amenazó con
"tomar decisiones", sin ofrecer más detalles.
Glas le recordó en una carta que su triunfo obedeció a "la confianza
de todo un movimiento político que le permitió ser candidato" y acusó a
colaboradores del presidente a los que no identificó de mentir y atacar
"la honra de todos quienes hemos trabajado por el país".
Como si fuera poco Correa, quien reside en Bélgica de donde es su
esposa, no ha dejado de acusar en Twitter a Moreno de presuntos pactos
con la oposición y de falsear las cifras de la deuda externa que le
heredó.
Moreno, en el poder desde mayo, ha mostrado una posición más
conciliadora que Correa y suele dialogar con otros partidos, sindicatos,
industriales, banqueros, indígenas y periodistas, a los que el
exmandatario siempre consideró rivales políticos.
"Si Alianza País calla ante esto es mejor que desaparezca", dijo
Correa en la red social en la que también tildó a Moreno de "desleal" y
"mediocre". La secretaria de Gestión Política Paola Pabón señaló al
canal Telerama que "haremos todos los esfuerzos para que no se concrete
la ruptura" entre Moreno y Glas, pero por lo visto esos planes han
fallado.
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