El rey Felipe VI celebró ayer martes su cincuenta cumpleaños con un acto en el Palacio Real donde impuso a su hija Leonor, heredera del Trono, el Toisón de Oro, máxima condecoración española, como símbolo de continuidad dinástica.
El rey quiso hacer coincidir ambos acontecimientos “para poner de relieve, con la mayor solemnidad y simbolismo, nuestro compromiso personal e institucional con España”.
El monarca animó a su hija a que actúe guiada por la ejemplaridad, la integridad y el cumplimiento de la Constitución y consideró la entrega del Toisón es un “paso muy simbólico y muy significativo” para su preparación y su futuro. “Te guiarás permanentemente por la Constitución, cumpliéndola y observándola”, le subrayó el rey a su heredera en su primer acto institucional donde ha tenido un papel protagonista.
La princesa, que el pasado 31 de octubre cumplió doce años, es, como primogénita del rey, heredera de la Corona con el título de Princesa de Asturias, pero, de momento, no tiene agenda oficial, salvo la asistencia a algunos actos con sus padres.
En su discurso, Felipe VI hizo referencia a la continuidad dinástica, con palabras de reconocimiento dedicadas a su abuelo Juan de Borbón, Conde de Barcelona, y a su padre, el rey Juan Carlos, presente en el acto, a quien dijo que “hay que agradecer su liderazgo para lograr el sistema democrático en el que vivimos”.
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