Al llegar el verano, siempre es bueno preparar la agenda de actividades de los niños, campamentos, cursos de idiomas, deportes, juegos y viajes en familia entre otras cosas más como algunos deberes, sí, deberes. Aunque suene a castigo, los deberes durante las vacaciones son una de las formas más eficaces de rellenar las horas de ocio extra que los niños parecen acumular en verano. Al fin y al cabo, se trata de la época vacacional más larga para los niños, y de ahí la importancia de enseñarles a compaginar ocio y aprendizaje.
El verano es el momento preciso para realizar distintas actividades que les ayuden a crecer. El curso escolar es muy largo e intenso, y los niños necesitan descansar y disfrutar de sus vacaciones: no se trata por tanto de estudiar sistemáticamente las materias que hayan dado durante el año, sino de mantener un cierto hábito de trabajo y evitar la desconexión total con el 'cole'.
Una pregunta importante es ¿cómo motivarles para que no piensen que los deberes son un castigo? pues la respuesta es sencilla, se debe motivar convirtiendo la enseñanza en un momento atractivo ya sea lectura creativa y talleres de música o teatro. Si el estudio se lleva a cabo en casa, lo mejor es planificar un horario flexible, y organizarse para realizar alguna actividad semanal en familia, como visitas a museos, parques, conciertos o, simplemente, ir al cine todos juntos.
Hay que recordar que existen muchas formas de aprender, no hay que olvidar que no están estrictamente relacionadas con sentarse a una mesa delante de un libro: juegos, deportes, excursiones, conocer la naturaleza, relacionarse con personas distintas o hacer planes con papá y mamá también cuentan. Así que a disfrutar el verano
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