Los tiempos han cambiado y las formas de ligar siguen
casi igual que antes. ¿No ha llegado el momento de igualar los papeles?
Hay
pocos hombres que se esfuercen por ser sinceros. En lo que a (muchos) de ellos
respecta parece como si todavía fuéramos las tiernas corderitas a las que se
puede engañar para llevarlas al huerto (o al establo o al matadero
sentimental).
Las
mujeres somos, en general, un poco vanidosas y nos gusta que nos halaguen,
pero si realmente queremos que las relaciones entre hombres y
mujeres sean
más equilibradas deberíamos cambiar un poco el chip y actuar con más normalidad
y no según las viejas formas, es decir, que ellos tienen que hacerlo todo. Un
cariñoso y alegre capirotazo para todas aquellas que en el fondo esperamos que
nos digan que somos únicas y luego los criticamos por insinceros y
embaucadores... Y si no nos halagan lo suficiente es porque son sosos.
Seducción natural
Un
poco de contradicción y complejidad son misteriosas y atractivas, pero el
exceso nos confunde y les confunde. En el divertido y apasionante proceso del
ligue todos los excesos son
nefastos. Ni nosotras deberíamos ser tan influenciables a los halagos ni
ellos deberían extralimitarse. Me quedo con el consejo de un amigo, Juan, que
afirma que hay que decir en cada
momento lo que la mujer desea escuchar, sin mentir, "¡pero decirlo!".
Así combinaríamos las femeninas ganas de que nos halaguen con la naturaleza masculina, que suele orientarse hacia las estrategias de caza. Para convertirnos en iguales (¿por qué un cazador no puede cazar a otra cazadora?), quizá deberíamos olvidarnos también de fingir inocencia, hacernos las tímidas, intentar quedar como buenas chicas, preocuparnos por no parecer unas frescas... etc.
En estos tiempos,
nada nos impide halagarlos, tomar la iniciativa, coquetear... Sin discreción. Y
disfrutándolo, que es la clave del asunto y también del éxito.
Afrontar el rechazo
Al fin y al cabo,
ligar tendría que ser algo divertido y no limitarse a un objetivo concreto sino
concentrarse en disfrutar del momento en sí. Y si nos llevamos un
"No", deberíamos aprender de la increíble capacidad de los hombres
para encajar rechazos. Que el mundo no se hunde por un "No"...
Acostumbradas a que nos persigan -no, los tiempos no han cambiado tanto-
cosechar un fracaso puede hundirnos a la miseria y no deberíamos permitirlo.
Vale que somos maravillosas y únicas, pero debemos aceptar que no podemos caer bien a todo el mundo ni gustarle y que, simplemente, podemos tener un mal momento.
Vale que somos maravillosas y únicas, pero debemos aceptar que no podemos caer bien a todo el mundo ni gustarle y que, simplemente, podemos tener un mal momento.
No a los retos
La naturalidad debería ser
otro de los ingredientes del acercamiento y del ligue. Vale, admitimos que
ambos pueden estar un poco nerviosos, pero las estrategias hiperplanificadas
tipo "ligón profesional" con sus tácticas, sus piropos envenenados,
sus escalas y ascensiones no resultan. Y, por favor, si algún otro hombre me
dice que tengo una pelusa en el vestido, se la traga. Lo juro (en algunos
cursos de "métodos de seducción infalibles" regalan a los graduados
una bolsita con pelusas para que inicien acercamientos...).
Mujeres, hagamos que este artículo circule entre los hombres como una declaración de intenciones de las mujeres y de lo que nos gusta. Y, también, que circule entre las mujeres para que hagamos una aclaración de nuestras intenciones. Especialmente a todas aquellas que se encuentran con un seductor profesional con su guión prefabricado y se lanzan a la alegre aventura de intentar sacarles de su papel, hacerles entender que ellas son diferentes o intentar que las valoren.
¿Por qué a las
mujeres nos gustan tanto los retos? Y luego nos enredamos, pensamos que con
nosotras será diferente... ¡y a sufrir!
Otra cosa que hombres y mujeres quizá deberíamos revisar es la tendencia a complicarnos enrelaciones de pareja difíciles o enamorarnos de personas que no nos hacen ni caso o juegan con nosotros. Una de las recomendaciones que se suelen dar para ligar es "hacerse el difícil" o "hacerle sufrir un poco porque si te muestras muy interesado, se alejará". O sea, que preferimos a aquellos que nos castigan y tratan mal a los que vienen de frente y con buenas intenciones... Curioso.
Apuntes mentales
Otro
de mis amigos, David, recomienda tener
varios temas pensados como tabla de salvación por si uno se queda
en blanco. También es un consejo que pueden seguir las mujeres si somos tímidas
o si estamos tan coladas por el hombre que nuestro nivel de inteligencia parece
descender hasta el electroencefalograma plano.
La ansiedad y el miedo no son una tarjeta de presentación seductora y, desde luego, no contribuyen a darnos a conocer. O sea, respira hondo, siente como el aire inunda tus pulmones y tu organismo y expúlsalo lentamente. Repite dos o tres veces y te tranquilizarás.
El poco seductor exceso
También
deberíamos pedir a los hombres que no
se decantaran por los excesos y no caer en ellos. O sea, uno tiene que
comunicarse y conectar en lugar de intentar impresionar; tiene que ser
divertido pero no un gracioso a tiempo completo que no deja de contar chistes;
ser comunicativo pero no acaparar la conversación; ser sincero pero no a costa
de la cortesía; interesarse por el otro pero no someterle a un interrogatorio;
tener un punto de romanticismo pero sin ser ñoño... Y todo esto sin caer en el
punto medio ni en la mediocridad. Nadie dijo que fuera fácil, pero para
encontrar nuestra personalidad seductora primero tenemos que encontrarnos a
nosotros mismos. Y sobre todo, tener personalidad y no tratar a cada mujer o a
cada hombre de la misma forma, puesto que todos somos diferentes y especiales.
0 comentarios:
Speak up your mind
Tell us what you're thinking... !