La policía dispersó ayer a miles de manifestantes
con gases lacrimógenos, balas de goma y chorros de agua que eran
lanzados desde dos camiones cisternas. Las protestas callejeras dejaron
al menos nueve heridos, uno de ellos por disparo de arma de fuego.
Por más de una hora, centenares de personas, algunas de ellas con los
rostros cubiertos con telas y máscaras, resistieron la acción de los
cuerpos de seguridad y les respondieron lanzándoles piedras y otros
objetos.
Algunos opositores se enfrentaron a golpes con policías y les
arrancaron los escudos de protección. Desde algunos edificios
pertenecientes al gobierno, donde habitan familias pobres, algunos
comenzaron a lanzar botellas contra los manifestantes.
Quienes marchaban en Caracas protestaban por la tensión política
desatada por la decisión del Tribunal Supremo, luego revertida, de
asumir los poderes del Congreso y limitar la inmunidad de los
legisladores.
La céntrica Plaza Venezuela, punto de partida de la marcha, había
sido tomada desde la madrugada por cientos de guardias nacionales y
policías que bloquearon los accesos e instalaron cinco tanquetas y
cuatro camiones cisternas para impedir la manifestación, que no posee
permiso de las autoridades.
Los manifestantes decidieron entonces marchar por las calles aledañas
a la plaza al grito de "íElecciones ya!", pero su paso fue interrumpido
por las fuerzas de seguridad, que trataron de dispersarlos.
"En qué país del mundo se ha visto que uno va un mercado a comprar
papel higiénico y no hay. Estamos cansados de pasarla tan mal. Queremos
que se cumpla con la constitución, que vayamos a elecciones y se respete
la separación de poderes", afirmó Jorge Colmenares, un administrador de
52 años, mientras caminaba en la marcha y levantaba una bandera
venezolana.
Durante la protesta, el presidente de la Asamblea Nacional, diputado
Julio Borges, fue agredido por los cuerpos de seguridad. Le rociaron gas
pimienta en el rostro y perdió temporalmente la visión, indicó su
partido en un comunicado.
En tanto, centenares de opositores bloquearon por más de una hora la
principal autopista, que enlaza el este y oeste de la capital
venezolana, generando caos vehicular. Varias decenas de guardias
nacionales utilizaron gases lacrimógenos para dispersar a los
manifestantes.
El alcalde opositor del municipio capitalino de Chacao, Ramón
Muchacho, dijo a The Associated Press que las protestas de este martes
dejaron al menos nueve heridos, ocho por golpes y asfixia, y uno por un
disparo de arma de fuego, que recibió en un muslo. Muchacho indicó que
éste último le relató que recibió el impacto cuando se desplazaba por la
avenida Libertador y observó que algunos policías comenzaron a lanzar
disparos al aire. Poco después sintió la herida.
En respuesta a la marcha opositora, varios centenares de seguidores
del gobierno, miembros de las milicias y empleados públicos vestidos con
sus características camisas rojas, salieron a marchar en el centro de
la capital en apoyo al presidente Nicolás Maduro.
Horas después, el gobernante afirmó que en Venezuela está en
construcción el socialismo y los venezolanos. "No debemos dejarnos
torcer el rumbo por cuatro oligarcas, desesperados, vende patria", dijo
en discurso desde la población rural del estado Apure, al extremo sur
del país.
Acto seguido, dirigiéndose al sector
militar, Maduro afirmó que sus opositores —que según él operan bajo
lineamientos de Estados Unidos— recibieron la orden de provocar hechos
violentos para "justificar una intervención" extranjera.
"Hermanos militares... Escúchenme bien porque estamos en batalla,
desde el norte (Estados Unidos) le dieron la orden a la derecha fascista
derrotada de Venezuela de llenar las calles de Venezuela de violencia y
de sangre", afirmó.
"Hoy intentaron, de manera fallida, llenar las calles de Caracas" de
violencia, "y yo puedo decir a esta hora, una vez más, 4 de abril,
triunfó la paz", agregó. La protesta de los opositores también fue
objetada por el número dos del oficialismo, diputado Diosdado Cabello,
quien acusó a los sectores adversos de promover un golpe de Estado.
"Todo aquel traidor a la patria debe ser tratado como enemigo en nuestro
territorio", agregó el dirigente.
Al anochecer, en una rueda de prensa, la alianza opositora afirmó que
van seguir "presionando en todos los escenarios, dentro y fuera de
Venezuela, en las calles" para restituir el hilo constitucional.
"El gobierno miente al decir que en Venezuela hay normalidad.
En Venezuela se rompió, se fracturó la constitución y la democracia",
dijo el diputado Julio Borges a la prensa. "La sentencia
inconstitucional aún otorga poderes excepcionales a Maduro".
De acuerdo con cifras preliminares de la alianza opositora, "tenemos
más de una docena de presos en este momento, un herido de bala y más de
50 heridos, seis de ellos atendidos tras sufrir fracturas". El resto, se
dijo, fue tratado con "problemas de contusiones y asfixia" sufrida a
consecuencia de las bombas lacrimógenas que utilizaron los cuerpos de
seguridad.
La oposición plantea que para superar la crisis es necesario que sean
convocadas elecciones, se designe un Tribunal Supremo "independiente" y
se retiren las 56 sentencias emitidas por el máximo Tribunal contra la
Asamblea Nacional en los últimos 15 meses.
El Congreso postergó para el miércoles una sesión especial en la que
debatirá la remoción de los siete magistrados de la Sala Constitucional,
a quienes señalan de haber violado la constitución al emitir la semana
pasada dos sentencias en las que asumían las competencias legislativas y
limitaban la inmunidad de los diputados.
Es poco probable que prospere el proceso contra los miembros del
Tribunal Supremo, vinculados al oficialismo, ya que la única instancia
que puede abrirles una investigación es el Poder Ciudadano que integran
la Fiscalía General, la Contraloría General y la Defensoría del Pueblo,
organismos también señalados de estar controlados por el gobierno.
Aunque los magistrados modificaron el sábado las sentencias contra el
Congreso la crisis política no ha logrado disiparse ni las críticas
desde el exterior
.
El Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos
(OEA) aprobó la víspera una resolución que declara la violación del
orden constitucional en Venezuela. Al rechazar la resolución, el
presidente Nicolás Maduro señaló a la OEA de actuar como un "tribunal de
inquisición" y promover el "intervencionismo" en el país sudamericano.
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