BOGOTA, Colombia, AP. Juan David Ochoa Vásquez, uno de los tres hermanos del llamado Clan Ochoa, quien junto al capo Pablo Escobar fundaron el temido Cartel de Medellín, murió el jueves debido problemas cardíacos, informaron familiares.
Tenía 65 años. El mayor del Clan Ochoa falleció el jueves al amanecer en una clínica de Medellín, 250 kilómetros al noroeste de Bogotá, dijo a The Associated Press uno de sus parientes, que pidió no ser identificado porque no estaba autorizado a hablar a nombre de la familia.
Había sido operado recientemente del corazón, agregó. La noticia del deceso también fue confirmada por un vocero de la Clínica Medellín, donde murió Ochoa, que argumentó que la clínica “no está autorizada para entregar información sobre ese paciente”.
Por otra parte, Carmen Tulia Rodríguez, secretaria de la Parroquia La Visitación de Medellín, al ser consultada telefónicamente por la hora de la misa por la muerte de Ochoa, respondió: “Cuatro de la tarde, con cenizas”.
Junto a los abatidos Pablo Escobar y Gonzalo Rodríguez Gacha (alias “el Mexicano”), el extraditado Carlos Lehder, Juan David Ochoa y sus hermanos Jorge Luis y Fabio fundaron en los años 80 el Cartel de Medellín, que envió a Estados Unidos una cantidad incalculable de toneladas de cocaína.
En 1981 una hermana de los Ochoa, Martha Nieves, fue secuestrada por el hoy desmovilizado grupo guerrillero Movimiento 19 de Abril (M-19) “para pedir a su familia un rescate de muchos ceros”, escribió en “Noticia de un secuestro” el Nobel colombiano Gabriel García Márquez.
Como consecuencia de ese rapto, el Cartel de Medellín creo el tenebroso movimiento Muerte A Secuestradores (MAS). Dice la leyenda que Escobar dio la orden a sus hombres de ubicarse en todos los teléfonos públicos de Medellín y que al final, con esa singular estrategia, ubicó a un integrante del M-19 que había llamado a la casa de los Ochoa. A partir de ese momento la organización del narco se dio a la tarea de apresar y torturar a uno por uno de los guerrilleros.
Finalmente, el grupo rebelde no resistió la prisión y dejó en libertad a Martha Nieves Ochoa. Con el tiempo, el más se convertiría en la semilla para la creación de los grupos paramilitares de Colombia.
Cuando comenzó la caza de Pablo Escobar, los hermanos Ochoa, miembros de una familia de clase media alta de Medellín y que vivieron en Estado Unidos, se sometieron a las autoridades, entre otras cosas, para evitar ser extraditados al país del norte.
Para ello se acogieron a unas benévolas leyes impulsadas por el gobierno del presidente César Gaviria (1990-1994): el sometimiento voluntario a la justicia a cambio de penas mínimas.
“Nos entregamos para salvar el pellejo”, habría dicho Jorge Luis Ochoa, según “Noticia de un secuestro”. Según la versión del Nobel, Jorge Luis, hablando también por sus hermanos Juan David y Fabio, “reconoció que detrás estaba la presión irresistible de las mujeres de su familia, que no tuvieron paz hasta que los pusieron a salvo en la cárcel blindada de Itagüí, un suburbio industrial de Medellín.
Fue un acto familiar de confianza en el gobierno, que todavía en aquel momento había podido extraditarlos de por vida a los Estados Unidos”. Juan David Ochoa se entregó a las autoridades el 16 de febrero de 1991.
Junto con sus dos hermanos fue recluido en una cárcel de Itagüí, localidad aledaña a Medellín. El 28 de julio de 1996 recuperó la libertad, un hecho que en su momento fue calificado por el entonces ministro de Justicia, Carlos Medellín, de “una vergüenza internacional”.
Sólo estuvo detenido, con todos los lujos en la cárcel, cinco años y cinco meses. Tras recuperar la libertad, Juan David regresó a lo que más le gustó durante toda su vida: los caballos de paso.
Ese gusto lo había adquirido de su padre, Fabio Ochoa Restrepo, un patriarca que durante muchos años estuvo bajo la lupa de las autoridades, aunque nunca fue procesado.
Pero los problemas para los Ochoa no desaparecieron con la liberación de los tres hombres de la casa. En octubre de 1999, en una redada de la policía colombiana y las autoridades estadounidenses, fue capturado en Medellín con fines de extradición Fabio Ochoa Vásquez, el menor de los tres hermanos.
Pese a la batalla jurídica que su familia libró para evitar su extradición, en septiembre de 2001 Fabio Ochoa fue enviado a Estados Unidos, donde tiempo después fue condenado a 30 años de prisión por delitos de narcotráfico.
Del Cartel de Medellín prácticamente no queda nada: Carlos Ledher fue extraditado en 1987 a Estados Unidos, donde sigue tras las rejas. “El Mexicano” fue abatido por la fuerza pública en 1989. Lo mismo le sucedió al capo Pablo Escobar, en diciembre de 1993.
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